18 abril 2024
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Consejos para una interpretación en cabina

Cuatro intérpretes, cuatro idiomas (italiano, griego, checo y español), cuatro puntos de vista sobre la interpretación en cabina, en respuesta a un cuestionario enviado por esta revista. Los artículos en italiano, griego y checo se reproducen en versión bilingüe, con sus respectivas versiones en castellano.

Giampaolo Sponza

Con un pizzico di orgoglio posso affermare di aver vissuto a cavallo fra tre generazioni di interpreti:

  • quelli che portavano chili di dizionari, fogli, penne e giornali;
  • quelli che poi, ai chili sopra elencati, aggiungevano anche un bel computer «portatile»;
  • e quelli che adesso si limitano a un tablet, o al massimo a un laptop leggerissimo.

Le cabine, tuttavia, non sono cambiate molto (quelle portatili). Le dimensioni sono sempre ridotte, il ripiano spesso instabile e l’attaccapanni un’utopia.

Direi, comunque, che ora abbiamo un confort non indifferente, grazie alla tecnologia che avanza: poter entrare in cabina, appoggiare il tablet e non dovere iniziare a impilare dizionari, cercare prese per l’alimentatore del laptop, sistemare il calice dell’acqua (rigorosamente traballante) e la bottiglia e spostare il microfono nel punto più accessibile, ci consente di andare alla ricerca dell’ambitissima password per il wi-fi quasi fin da subito. Sono particolarmente grato alla tecnologia che mi ha consentito di avere uno strumento in cui riassumere alla perfezione i dizionari, i documenti word, le presentazioni e Internet.

Secondo me le cabine sono state concepite fin dall’inizio per un pianeta caldo e con tablet: caldo perché non è prevista la possibilità di arrivare con cappotti o soprabiti senza impazzire a trovare un posto (che non sia lo schienale delle sedie, di solito già di per sé abbastanza scomode!); con tablet perché lo spazio è concepito esattamente ed esclusivamente per la formazione tablet+consolle+bottiglia d’acqua+ordine del giorno. Qualsiasi cosa in più rientra necessariamente nella verticalità!!! A dire il vero l’emozione di cercare sotto il ripiano la famosa multipresa per attaccare l’alimentatore un po’ mi manca… appiattirsi sotto il ripiano, dopo aver spostato le sedie, quasi sempre al buio più pesto e cercare a tentoni di inserire la presa (tua e del collega) non aveva prezzo; soprattutto quando ci impiegavi un po’, perdevi la cognizione della posizione e ti alzavi sbattendo la testa e scardinando il ripiano… nella vana speranza poi che il cameriere di turno fosse stato lento e non avesse ancora portato l’acqua.

C’è una cosa a cui non posso rinunciare assolutamente quando entro in cabina, una cosa che ti consente di lavorare bene, tranquillo, di avere la forza di arrivare in fondo alla giornata, per quanto possa essere lunga e dura: un buon collega, che sia un gran professionista, ma soprattutto una grande persona! Serve per la professione, ovvio, ma anche perché a livello umano è indispensabile… è il nostro «complice», la nostra stampella… nei momenti difficili, quando a microfono spento (speriamo!) ci suggerisce la parola tecnica, quella che abbiamo sulla punta della lingua ma che non riusciamo a farci venire in mente, oppure quando fa qualche commento ironico per rallegrare un po’ la giornata.

Di una cosa sono certo: cambieranno ancora gli strumenti a nostra disposizione, magari avremo i nomi dei relatori nella lente destra e l’ordine del giorno in quella sinistra dei Google glass, i dizionari in microchip al posto delle otturazioni dei molari e l’acqua ci verrà portata da droni che chiameremo premendo un pulsantino sul ripiano. Ma il collega rimane un punto fisso e irrinunciabile, fortunatamente!!!

Puedo afirmar, con una pizca de orgullo, que he vivido entre tres generaciones de intérpretes:

  • los que llevaban kilos de diccionarios, papeles, bolí­gra­fos y periódicos;
  • los que añadían, a los kilos arriba indicados, un buen ordenador «portátil»;
  • y los que ahora llevan solo una tableta, o como mucho un portátil superligero.

Las cabinas, sin embargo, no han cambiado mucho (las portátiles). Las dimensiones siguen siendo reducidas, la repisa a menudo inestable y la percha una utopía.

Puedo afirmar, de todas formas, que ahora disfrutamos de un buen nivel de confort, gracias a los avances tecnológicos: poder entrar en la cabina, colocar la tableta sin tener que empezar a apilar diccionarios, buscar tomas de corriente para el portátil, asentar la copa para el agua (tambaleante por definición) y la botella y colocar el micrófono en el punto mejor, nos permite ir ipso facto en busca de la tan codiciada contraseña del wi-fi. Estoy especialmente agradecido a la tecnología porque me ha permitido tener una herramienta que es el compendio perfecto de diccionarios, documentos de Word, diapositivas e Internet.

En mi opinión, las cabinas se concibieron desde un principio para un planeta cálido y con tableta: cálido porque no está previsto que el intérprete llegue con abrigos o gabardinas sin volverse loco buscando un sitio para dejarlos (aparte del respaldo de las sillas, ¡que suele ser ya bastante incómodo!); con tableta porque el espacio está concebido exacta y exclusivamente para la siguiente alineación tableta+consola+botella de agua+orden del día. ¡Cualquier añadido tiene que encontrar un sitio en vertical! Tengo que admitir que echo un poco de menos la emoción de ir buscando debajo de la repisa la famosa toma de corriente múltiple para enchufar el alimentador… aplastarse debajo de la repisa, después de mover las sillas, casi siempre en la más profunda oscuridad, e intentar enchufar el alimentador (tuyo y de tu compañero) no tenía precio; especialmente cuando tardabas un poco más, te despistabas y, al levantarte, te llevabas un golpe en la cabeza con la repisa… y con la vana esperanza de que el camarero esa mañana todavía no te hubiera llevado el agua.

Hay una cosa a la que no puedo renunciar de ninguna manera cuando entro en una cabina, algo que te permite trabajar bien, relajado, con la fuerza para llegar hasta el final del día, por muy duro y largo que pueda ser: un buen compañero, con una gran profesionalidad, ¡pero sobre todo que sea una gran persona! Es necesario para la profesión, está claro, pero es indispensable también a nivel humano… es nuestro «cómplice», nuestro apoyo… en los momentos difíciles cuando, con el micrófono apagado (¡esperemos!), nos sopla el término técnico, la palabra que se nos ha escapado y que teníamos en la punta de la lengua, o cuando nos hace un comentario irónico para alegrar un poco el día.

Estoy convencido: los instrumentos que tenemos a nuestra disposición seguirán avanzando, a lo mejor tendremos el listado de los nombres de los ponentes en la lente derecha y el orden del día en la izquierda de las Google glasses, los diccionarios en un microchip en lugar de los empastes de los molares, y un dron, al que llamaremos pulsando un botón en la repisa, nos traerá el agua. Sin embargo el compañero seguirá siendo un punto fijo e irrenunciable, ¡afortunadamente!

Haris Papageorgiou

Είδε με την άκρη των ματιών του την τσάντα της να κρέμεται από την καρέκλα και τον αγκώνα της να στηρίζεται στην πλάτη του καθίσματος. Αλλιώς τα είχαν συμφωνήσει. Το αριστερό κάθισμα ήταν δικό του και αυτή το γνώριζε πολύ καλά.

Μανίες; Όχι, αυτός δεν είχε μανίες. Του άρεσε να αναφέρεται σ΄ αυτές τις μικρές λεπτομέρειες ως το «προσωπικό πρωτόκολλο βέλτιστης επαγγελματικής απόδοσης». Είναι αλήθεια ότι το όνομα δεν χώραγε καν σ’ ένα τουΐτ, αλλά δεν ήταν διατεθειμένος να κάνει βήμα πίσω. Είχε υποχωρήσει μπροστά στις νέες τεχνολογίες, αλλά το «πρωτόκολλο», το «πρωτόκολλό του», δεν το άγγιζε κανείς.

Το ίδιο, είτε επρόκειτο να μείνει στην καμπίνα μισή ώρα ή όλη μέρα. Ή να περάσει εκεί την υπόλοιπη ζωή του.

Γυρίζει προσεκτικά τα μανίκια του πουκαμίσου του ακριβώς κάτω από τον αγκώνα, βγάζει το ρολόι και το εναποθέτει στην αριστερή γωνία, ακριβώς δίπλα από το κινητό τηλέφωνο, με τον ήχο απενεργοποιημένο. Ο διάολος έχει πολλά ποδάρια. Παλιότερα, του αρκούσε μ’ ένα μπλοκ κι ένα μπλε στυλό Μπικ, δεν χρειαζόταν τίποτε άλλο. Τα λεξικά τα θεωρούσε ανέκαθεν περιττά στην καμπίνα διερμηνείας. Και βαριά, πολύ βαριά. Το επόμενο βήμα ήταν το iPad. Εδώ και κανά δυο χρόνια δεν διανοείται να μπει στην καμπίνα χωρίς το iPad του. Το μπλοκ το κουβαλούσε ακόμα, αλλά τελευταία έπιανε πολλές φορές τον εαυτό του ν’ αναρωτιέται το γιατί. Όλο και γυρόφερνε την ιδέα να δοκιμάσει ένα μαραφέτι τύπου stylus, ή κάτι τέτοιο τέλος πάντων, μπας και κάτσει. Λυπότανε εκείνο το φουκαριάρικο το μπλε Μπικ, όχι τίποτ’ άλλο. Άλλα έτσι είναι αυτός ο άσπλαχνος κόσμος. Εξελίσσεται.

Μανίες; Όχι, αυτός δεν είχε μανίες. Θυμάται ακόμα εκείνη τη συνάδελφο που έπλεκε με βελόνες στην καμπίνα. Όχι στο διάλειμμα. Κατά τη διάρκεια της διερμηνείας! Κι από πάνω τής γινόταν τέλεια! Η μπλούζα εννοώ, όσο για τη διερμηνεία, ένας Θεός ξέρει. Καλά, αν ο πελάτης είχε κανένα παράπονο θα μπορούσε τουλάχιστον να τον αποζημιώσει με την μπλούζα. Μετά σας φαίνονται τα δικά μου μανίες, μάλιστα.

Οι συνάδελφοι ήταν πλήρως ενήμεροι. Το αριστερό κάθισμα ήταν δικό του. Κανένας μαθητευόμενος του είχε λάχει; Πολλά μπορούσε να υπομείνει καρτερικά στην καμπίνα διερμηνείας από το συνάδελφο: το να καπνίζει, να μασουλάει διάφορα, να μιλάει στο κινητό, να μιλάει μόνος του, να βήχει, να φυσάει τη μύτη του, να χάνει τα χαρτιά ή ακόμα και τον μπούσουλα, αλλά όχι και να τον μετατοπίσουν στη δεξιά πλευρά της καμπίνας. Και μάλιστα ένας μαθητευόμενος! Όχι, αυτό δεν υποφερόταν με τίποτα.

Μανίες; Όχι, αυτός δεν είχε μανίες. Μπήκε αποφασιστικά στην καμπίνα με το αριστερό.

Vio de reojo su bolso colgando de la silla y su codo apoyado en el respaldo del asiento. Eso no era lo que habían acordado. La silla izquierda de la cabina era para él y ella lo sabía perfectamente.

¿Manías? No, él no tenía manías. Le gustaba referirse a estos pequeños detalles como «protocolo personal de óptimo funcionamiento profesional». Es verdad que el nombre casi no le cabía en un tuit, pero no estaba dispuesto a ceder. Había cedido a las nuevas tecnologías, pero el «protocolo», su «protocolo», era intocable.

Daba igual si se iba a quedar en la cabina media hora o todo el día. O a vivir en ella.

Se remangó la camisa con esmero justo por debajo del codo, se quitó el reloj y lo colocó en la esquina izquierda, justo al lado del móvil, en modo «no molestar». No fuera a ser. Antes, le bastaba con un cuaderno y un bolígrafo Bic azul; no necesitaba más. Los diccionarios siempre los ha considerado prescindibles en la cabina de interpretación. Y pesados, muy pesados. De ahí al iPad, un paso. Desde hace un par de años ni se le ocurría entrar en la cabina sin su iPad. El cuaderno todavía lo llevaba, pero últimamente se preguntaba para qué. Pensaba darle una oportunidad a ese artilugio de Stylus, o como se llame, a ver qué tal. Le daba pena por el Bic azul, más que nada. Pero este mundo es así de inmisericorde. Evoluciona.

¿Manías? No, él no tenía manías. Todavía se acuerda de la compañera esa que hacía punto en la cabina. No durante su descanso. ¡Mientras interpretaba! Y encima le quedaba tan mona; la bufanda digo, la interpretación, vete a saber. Bueno, si el cliente no quedaba contento, siempre le podría regalar la bufanda. Luego me dirán que lo mío son manías, claro.

Sus compañeros estaban avisados. La silla izquierda de la cabina era para él. ¿Le había tocado un becario? Podía aguantar y aguantaba muchas cosas en la cabina: que fumaran, que comieran, que hablaran por el móvil, que hablaran solos, que tosieran, que se sonaran la nariz, que perdieran los papeles, literal o metafóricamente, pero no que le desplazaran al lado derecho de la cabina. Y encima, ¡un becario! Eso no lo podía soportar. De ninguna de las maneras.

¿Manías? No, él no tenía manías. Entró decidido con el pie izquierdo en la cabina.

Alžběta Malkovská

Zkušenosti mladé tlumočnice

Co všechno je potřeba k tomu, aby simultánní tlumočník mohl dobře odvést svou práci?

První je v této hře na tahu klient. Poskytne-li tlumočníkovi dostatek informací a materiálů k tlumočenému tématu, zvyšuje tak výrazně své šance na to, že bude s objednanou službou spokojen. Samotné materiály a informace ale nestačí. Zásadní je i kvalitní technika a pracovní prostředí. Nefungující nebo špatně fungující technika a nevhodná kabina mohou zcela pohřbít výkon i toho nejlepšího tlumočníka.

Poté přichází na řadu tlumočník. Pro mě osobně je hlavním předpokladem pro podání dobrého výkonu pečlivá příprava, jak terminologická a tematická, tak fyzická a duševní. A hned na druhém místě výběr kolegy nebo kolegyně, se kterou budu tlumočit. Ne nadarmo se často hovoří o paralele mezi herectvím a tlumočením na všech možných úrovních. Stejně jako dobré divadelní představení je výsledkem spolupráce několika osob, tak i simultánní tlumočení by mělo být vždy týmovou prací. Bohužel se v poslední době čím dál častěji setkáváme s tím, že se agentury či klienti snaží šetřit a na krátké (například hodinové) akce odmítají najmout dva tlumočníky. Osobně si myslím, že je to špatně a že jsou sami proti sobě. Kolega s námi v kabině nesedí pouze proto, aby nás vystřídal. Je tu od toho, aby nám psal čísla, napověděl termín, který nám zrovna vypadl atd. Prostě nedocenitelný společník a spolutvůrce kvalitního výkonu.

Aby tato týmová práce mohla dobře fungovat, je velmi důležité, aby mezi kolegy existovalo určité souznění, naladění na stejnou vlnu. S oblibou říkám, že není nad to mít v kabině spřízněnou duši. Simultánní tlumočení je činnost velmi stresová a musí-li tlumočník ještě řešit, že kolega sedící v jeho těsné blízkosti je nepříjemný, neochotný spolupracovat, případně nepřipravený, ubírá mu to energii, kterou by jinak mohl investovat do svého výkonu. Mladý tlumočník často na začátku bojuje se strachem a nejistotou, má-li pracovat s mnohem zkušenějším kolegou. Sama jsem to na vlastní kůži zažila a jsem ráda, že jsem ten počáteční strach překonala, byla to totiž ta nejlepší škola a všem kolegům, kteří měli odvahu si vzít do kabiny začátečníka, jsem nesmírně vděčná.

A tím se pomaličku dostáváme ke třetímu prvku, který považuji za velmi důležitý pro kvalitní výkon. Je jím lehký stres a nervozita. Je těžké, alespoň v začátcích, najít onu pomyslnou hranici, kdy se jedná ještě o zdravou trému, která udržuje pozornost a napětí, a kdy jde už o přílišný stres, jenž je naopak škodlivý, protože reakce utlumuje a paralyzuje tělo. Velmi ráda dělám na začátku tlumočnického dne dechová cvičení, která mě vnitřně zklidní, ale zároveň neodstraní ono jemné mravenčení, které nutně potřebuji, aby se můj mozek přepnul do pracovního zátěžového režimu a byl schopný podat optimální výkon.

Ptáte se mě, jaký je tedy můj recept na to, co si vzít s sebou do kabiny, abych podala dobrý výkon? Dobrá příprava a zázemí, spřízněná duše, trocha adrenalinu a velká dávka pokory.

¿Qué necesita un intérprete simultáneo para poder prestar un servicio de calidad? Experiencia de una joven intérprete.

El primer paso de este juego, lo debe dar el cliente. Si le facilita suficiente información y documentos relativos al tema, aumenta considerablemente la probabilidad de quedar satisfecho con el servicio contratado. Sin embargo, tan solo información y documentos no bastan. El equipamiento técnico de calidad y las condiciones de trabajo adecuadas desempeñan también un papel muy importante. Las instalaciones que no funcionan o funcionan mal, o la cabina mal adaptada, pueden frustrar la prestación aunque se trate del mejor intérprete del mundo.

Después llega el turno del intérprete. Para mí personalmente la buena preparación, tanto terminológica y temática como física y mental, es imprescindible para poder garantizar una prestación de calidad. Viene seguida por la elección del compañero de cabina. No en vano se menciona a menudo el paralelismo entre el teatro y la interpretación. La interpretación simultánea, al igual que un buen espectáculo, debería ser el resultado de un trabajo en equipo. Desgraciadamente, hoy en día son cada vez más numerosas las agencias que, queriendo ahorrar, no contratan a dos intérpretes para eventos cortos (por ejemplo, cuando no duran más de una hora). En mi opinión es una lástima y creo que se equivocan. El compañero en cabina no está solamente para tomar el relevo. Escucha el discurso, apunta los números, susurra un término olvidado, etcétera, y se convierte así en un compañero inestimable y coautor de una prestación de calidad.

No obstante, para que este trabajo de equipo sea fructuoso es necesario que la pareja sea avenida, que esté «en la misma onda». Un alma cercana en la cabina no tiene precio. La interpretación simultánea es una actividad estresante, y si además el intérprete debe «luchar» con un compañero poco complaciente o incluso no preparado, gasta la energía que podría invertir en su servicio. Los principiantes suelen temer trabajar con compañeros mucho más experimentados. Lo he vivido «en mis propias carnes» y estoy muy contenta de haber superado las inquietudes, ya que era la mejor lección. Estoy muy agradecida a todos los compañeros que han tenido el coraje de trabajar con un principiante.

Hablando del estrés pasamos poco a poco al tercer elemento que considero crucial para una interpretación de calidad. Me refiero a un cierto nerviosismo, tensión, para mí imprescindibles para trabajar correctamente. Al principio es muy difícil distinguir entre lo que es un nerviosismo sano que sube la adrenalina y me ayuda a concentrarme y el estrés excesivo, que es muy nocivo, ya que refrena las reacciones y paraliza el cuerpo. Me gusta empezar mi jornada de interpretación haciendo unos ejercicios de respiración que tranquilizan mi mente sin quitarme esta ligera tensión que necesito para que mi cerebro pase al modo trabajo y pueda desempeñar correctamente su tarea.

Por lo tanto, ¿me preguntáis cuáles son los ingredientes que no deben faltar en mi receta de una interpretación simultánea de calidad? Para mí son los siguientes: una buena preparación e instalaciones correctas, un alma cercana en la cabina, un poco de adrenalina y una buena dosis de humildad.

Diana Valero

Como dice el refranero español, a cada maestrillo su librillo. Pues bien, en el mundo de la interpretación podríamos decir prácticamente lo mismo.

Atrás quedaron los tiempos en los que los intérpretes llegaban a los eventos con un trolley lleno de diccionarios y hasta alguna enciclopedia para poder cubrir con tranquilidad una cabina de algún congreso técnico. Hoy, la mayoría nos presentamos con un maletín o un bolso con una tableta, un netbook o incluso simplemente con el smartphone con conexión a Internet para poder ir resolviendo las dudas que van apareciendo, si no las hemos resuelto de antemano a la hora de preparar nuestros glosarios. Glosarios que, por cierto, cada vez son menos en papel, siendo el formato electrónico el más utilizado. Y por cierto, ¿alguien se ha dado cuenta de que ya hasta los lápices de memoria empiezan a escasear?

Algo que personalmente me gusta siempre tener en una cabina, y más aún si la interpretación es consecutiva o de enlace, es un cuaderno con uno o dos bolígrafos (aunque si son tres, mejor que mejor). En la consecutiva y en el enlace, creo que no hace falta explicar que son el apoyo básico para el intérprete, pero en la cabina son una herramienta muy buena tanto para ayudar al compañero como para mí misma, puesto que mi mente no está todavía acostumbrada a escribir los números o palabras difíciles en una pantalla y el instinto, mientras interpreto, es escribir en papel.

Otros objetos que podemos encontrar en una cabina, aunque no siempre y su presencia no sigue ninguna regla más que que el intérprete se acuerde de llevarlos, son: los prismáticos para ver las diapositivas, el reloj de mesilla para ir marcando los tiempos, el abanico (sobre todo en verano), los cascos propios del intérprete para asegurarse de usar unos cascos higiénicos, pequeños diccionarios electrónicos, la botella de agua propia…

Lógicamente todos estos objetos pueden ser el resultado de diversas manías, costumbres, rutinas que han de seguirse tanto dentro como fuera de la cabina, como por ejemplo la costumbre de poner el ordenador en el centro de la mesa de la cabina para que ambos intérpretes puedan ver bien la pantalla, moviendo la consola al lateral, o la rutina de dejar la lamparita encendida o apagada (dependiendo de si se quiere que el público sea mucho más consciente de la cabina, o no), la manía o necesidad de sentarse en uno de los lados de la cabina y de dejar la puerta de la cabina abierta o cerrada… pero si hay una manía destacable que es muy común a la hora de trabajar, y que no es tanto una manía de los intérpretes sino más bien de los organizadores, es la de poner la cabina detrás de una columna para que un intérprete o los dos, por mucho que lleven todos los artilugios necesarios, no puedan ver la pantalla donde se proyectarán las presentaciones, que en la mayoría de los casos ni han recibido.

Giampaolo Sponza
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Giampaolo Sponza es traductor e intérprete de conferencia de italiano, castellano e inglés. Licenciado en interpretación y traducción por la Università di Trieste (Italia) en 1997, lleva trabajando como autónomo en Madrid desde el mismo año de su licenciatura. Es activo también, de forma esporádica, como locutor y profesor de italiano. Está muy interesado en la informática aplicada a la traducción y la interpretación y sigue muy de cerca los adelantos de la ciencia en este sentido. Entre sus aficiones más destacables encontramos el deporte, la música, la lectura y el cine.

Haris Papageorgiou
Haris Papageorgiou
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Vive en Madrid desde 1995. Nació en Atenas en 1966 y estudió en la Facultad Politécnica. Afortunadamente para la ingeniería vio que lo suyo no era eso. Aprendió inglés, español y alemán y probó suerte en la traducción literaria. En la década de los noventa tradujo al griego obras de Edwin Abbott, Dos Passos, Pérez Reverte, Vázquez Montalbán, Antonio Soler y Javier Reverte, entre otros. En Madrid trabajó como corresponsal cultural del periódico griego de referencia TO VIMA. Durante tres años publicó una serie de entrevistas con autores, una de la cuales, en exclusiva, con José Saramago, el día después de ganar el premio Nobel. Desde 1998 se dedica a la interpretación en todas sus modalidades.

Alžběta Malkovská
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Nació en 1983 en Praga (República Checa). Es intérprete y traductora de francés, español y checo (lengua materna). Cursó la carrera de traducción e interpretación en el Instituto de Traductología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Univerzita Karlova, en Praga. En 2009 sacó la licenciatura pasando el examen de estado de interpretación consecutiva y simultánea y defendiendo la tesis titulada KISS: Estrategia del intérprete para la interpretación simultánea hacia su lengua materna y su lengua B, que fue posteriormente galardonada con el 1.er premio de la asociación de intérpretes de conferencia de la República Checa (Askot) y el 2.º premio Prix Gallica. Desde 2007 ejerce como autónoma; aparte de la interpretación se dedica también a traducción escrita y traducción de subtítulos. A partir del 2009 es miembro de la Unión de Traductores e Intérpretes de la República Checa (JTP).

Diana Valero
Diana Valero Vasseur
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Es traductora intérprete de español, inglés y francés. De padre español y madre francesa, su formación en idiomas empieza desde pequeña tanto en el colegio como en campamentos en el extranjero. Estudia la carrera de traducción e interpretación en Cluny ISEIT en Madrid y elige la especialidad de interpretación. Posteriormente cursa un máster en interpretación de conferencias.

Durante algún tiempo compaginó la traducción e interpretación con la docencia, dando clases en la carrera y el Máster de Intérprete de Conferencias de Cluny ISEIT, pero actualmente es intérprete autónoma en todas sus variantes y en todos los campos, y se ha especializado, entre otros, en temas económicos, financieros y médicos.

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