25 abril 2024
Inicio > Número 15 > Toni Hill y el ‘noir’ mediterráneo

Toni Hill y el ‘noir’ mediterráneo

Una calurosa tarde de verano del año 2015, perdiéndome por los caminos de la novela negra, llegué a Toni Hill. Seguro que a él, que reivindica la novela negra mediterránea, le gustaría saber que lo leemos en esas tardes veraniegas catalanas en las que el sol de justicia no nos deja más salida que agarrar un libro o derrumbarnos por cualquier rincón a dormir la siesta hasta que se pase la xafogor.1

Acababa yo de cerrar la última novelita de misterio del momento (una españolísima de aire decimonónico de Tristante, creo recordar) cuando, por una inspiración súbita y sin fuerzas ni para abanicarme por el aire tórrido que entraba por la ventana, me puse a buscar en una librería online material de uno de mis negros favoritos, Peter May. Me encontré con una lista de ofertas en varios idiomas en la que pude observar que había incluso algunas traducidas al español, preparadas precisamente por el señor que da título a este articulito. Cibercurioseando en aquella tarde ociosa, tras pulsar un par de teclas, el motor de búsqueda me mostró un título de nombre inquietante: El verano de los juguetes muertos (2011). Parecía una obra original del escritor-traductor literario Toni Hill, así que me dije que no perdía nada con leerla.

De esa forma conocí al inspector Salgado, un policía argentino afincado en Barcelona que parece primo hermano del Bevilacqua de Lorenzo Silva.

De esa forma conocí al inspector Salgado, un policía argentino2 afincado en Barcelona que parece primo hermano del Bevilacqua de Lorenzo Silva. Los ingredientes básicos para construir la novela negra están ahí: ciudad glamurosa ―una Barcelona soleada y muy mediterránea, perezosamente instalada en el siglo xxi de gente normal, guapa y no guapa, crímenes crípticos y aparentemente inexplicables, algún que otro detalle sórdido y todo un elenco de secundarios bien pensados y bien descritos, desde la familia de Salgado (su esposa y su hijo) hasta los colegas de la comisaría, especialmente ese remake de la Chamorro de Silva que es Leire.

La lectura de la primera novela de la serie fue convincente. El primero llamó al segundo, así que me vi muy pronto con Los buenos suicidas (2012) en las manos. Esa segunda novela, bien construida y tensa hasta el final, es una vuelta más de tuerca y un buen ejemplo de lo que se podría llamar la sordidez de la normalidad. Hill hurga en los más bajos instintos de las personas y presenta situaciones límite cubiertas por un manto de normalidad aparente que tiene que levantar Salgado.

La trilogía de Salgado, de una recia homogeneidad argumental y simbólica que se percibe en los mismos títulos.

El inspector navega en su ciudad de adopción haciendo un trabajo duro y desagradecido, e intentando al mismo tiempo salir adelante con una vida personal en la que no faltan el desconsuelo ni las complicaciones.

A continuación no hubo más remedio que emprender la lectura de la tercera entrega de la serie, Los amantes de Hiroshima (2014). La novela, que se abre con una imagen postmoderna de desolación y muerte en una casa okupa, es mucho más que la resolución de un nuevo caso policiaco. La trilogía de Salgado, de una recia homogeneidad argumental y simbólica que se percibe en los mismos títulos,3 en realidad tiene que entenderse como una novela única, una narración en tres bloques a lo largo de los que se vertebra un caso de desaparición que es, básica y realmente, el motor único que mueve al protagonista. La resolución de ese caso, que coincide con el final de la tercera novela, constituye el cierre de una tragedia humana y personal contada en tres actos. Los amigos de Salgado queremos suponer que es también, tal vez, el comienzo de algo nuevo porque, según dice el mismo autor, «marcharse no es siempre una huida, sino que a veces es la forma de continuar».

¿Volverá Salgado? ¿Tomará Leire el relevo, aunque solo sea para recordarle al universo literario que sigue habiendo vida profesional y detectivesca tras la maternidad literaria? Ojalá.

Junto con las tres novelas de Salgado, Hill ha publicado Los ángeles de hielo (2016). Esta obra entra más bien en la línea estilística de algo que a mí me apetece llamar misterio postdecimonónico en la Barcelona modernista. El punto de partida argumental es algo estrafalario: un atractivo psicoanalista recién importado de Viena se instala en Sant Pol de Mar, cerca de Barcelona, buscando una vida nueva y plácida que le cure el estrés postraumático que arrastra tras su participación en la I Guerra Mundial. Pero lo que encuentra es un entorno siniestro que fue escena de turbios acontecimientos en una España en la que, aunque estuviera de espaldas a la guerra, no faltaron hechos crueles ni personas perversas.

Hill consigue aportar a la narración el tono brumoso y el hálito malvado que también inspiraban las novelas de intriga y suspense victorianos.

Si bien el personaje de Mayol resulta un tanto maniqueo e inverosímil, Hill consigue aportar a la narración el tono brumoso y el hálito malvado que también inspiraban las novelas de intriga y suspense victorianos, con un toque inequívocamente español: la novela incluso arranca con el ajusticiamiento de un preso al que dan garrote vil.

Dicho lo anterior, no tengo ningún inconveniente en subrayar que la novela merece la pena y resulta refrescante como una horchata veraniega.

En su faceta de traductor, Toni Hill ―que nació en Barcelona en 1966 y es psicólogo de formación― ha puesto voz, entre otros, a Jonathan Safran Foer, a A. L. Kennedy y al conocido autor escocés de novela negra Peter May. Hill también es el traductor de los cómics de Scott Pilgrim, escritos por Bryan Lee O’Malley.

Desde aquí aplaudimos a este escritor-traductor y quedamos a la espera de alguna nueva novela que vuelva a introducirnos en el mundo del noir mediterráneo.

Un poco más de información sobre Toni Hill

Su web y su blog

Entrevista en mayo del 2016

Breve presentación de una de sus novelas

Larga entrevista (30 minutos) sobre diversos aspectos de su obra literaria


1 «Lo he escrito en contra de la moda de los nórdicos. Parece que no pueda haber crímenes si no hay frío, nieve y ventiscas y huellas de sangre en la nieve.» (Mora, Rosa, «Toni Hill: el retorno de la novela negra mediterránea». El País, 29 de agosto de 2011). [consulta: 1 de julio de 2017].

2 La razón de elegir a un argentino como singular comisario de los Mossos d’Esquadra fue, según el autor, que deseaba presentar una visión distanciada de la ciudad: «Quería que vieran la ciudad con otros ojos.» (Mora, Rosa, op. cit. [nota 1]).

3 Los títulos de las tres novelas son ejemplos de contraposición semántica que tiene por objeto sorprender y, tal vez, provocar incomodidad en el lector: emparejar los juguetes con la muerte, la bondad con el suicidio o el amor con una catástrofe con nombre propio como la de Hiroshima no puede tener otro objetivo que epatar al lector e invitarlo a la reflexión.

María Barbero
+ artículos

María Barbero es germanista, traductora técnica y científica desde 1986, miembro del Consejo Editorial de La Linterna del Traductor y del Consejo Editorial de Panace@. Aficionada a la novela negra islandesa, tanto dura (Indriðason) como blanda (Sigurðardóttir), y a algunos escandinavos indispensables, como Adler Olsen, Sjöwall/Wahlöö, Mankell o Lars Kepler. Tampoco le hace ascos al género policiaco español ni al noir culinario de Camilleri.

María Barbero
María Barbero
María Barbero es germanista, traductora técnica y científica desde 1986, miembro del Consejo Editorial de La Linterna del Traductor y del Consejo Editorial de Panace@. Aficionada a la novela negra islandesa, tanto dura (Indriðason) como blanda (Sigurðardóttir), y a algunos escandinavos indispensables, como Adler Olsen, Sjöwall/Wahlöö, Mankell o Lars Kepler. Tampoco le hace ascos al género policiaco español ni al noir culinario de Camilleri.

Redes Sociales

956me gustaMe gusta
10,638seguidoresSeguir

Último número

- Advertisement -spot_img

Artículos relacionados