Inauguramos en este número lo que esperamos que se convierta en una serie de entrevistas a los traductores de las versiones literaria y cinematográfica de una misma obra.
A través de estas entrevistas podemos comprobar que entre la traducción literaria y la audiovisual hay muchas diferencias, no solo en los procesos, sino también en los plazos y volúmenes de trabajo. Por otro lado, hay similitudes, tanto por los criterios que se aplican como por el trato con el cliente, ya sea una editorial, una productora o un estudio de doblaje.
A la luz de estas entrevistas se constata, por ejemplo, que los traductores de ambas modalidades no suelen ponerse en contacto a la hora de abordar la traducción. Dar voz a los autores de estas versiones de una misma obra permite, también, acercarse a los procesos —no siempre sometidos a consideraciones traductológicas— que llevan a una editorial, una productora o una distribuidora a elegir un título.