19 marzo 2024
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TEnT o herramientas de entorno de traducción

Introducción

Tienen muchos nombres. Una memoria de traducción solo almacena segmentos ya traducidos y los ofrece como coincidencias exactas que aceptar o rechazar y como coincidencias parciales que editar. Una herramienta de traducción asistida (o TAO) no implica un entorno de traducción dedicado y puede depender de un procesador de textos no pensado para el traductor. La estación de trabajo del traductor incluye tres niveles: terminología, corpus y traducción automática, y es un término caduco. Finalmente, una herramienta de entorno de traducción o TEnT (término acuñado por Jost Zetzsche) implica un entorno especialmente diseñado para facilitar el trabajo del traductor y cuenta con todo lo necesario en un mismo paquete, sin necesidad de complementos externos.

Estas herramientas han evolucionado mucho desde su concepción en los ochenta, creación en los noventa y consolidación en la última década. Comenzaron su andadura en sistemas no preparados para la multitarea, sin acceso a Internet, dependientes de un procesador de textos, limitados a lenguas del alfabeto latino y con una utilidad más bien escasa. Hoy día, se encuentran en plataformas fijas y en movilidad, algunas residen en Internet, cuentan con un entorno dedicado, visual y ergonómico; permiten trabajar con la práctica totalidad de sistemas de escritura y pueden emplearse en casi cualquier contexto. Este artículo detalla la historia de estas herramientas, las innovaciones que aportaron a la vida diaria de muchos profesionales, y la democratización del acceso a estas tecnologías.

La prehistoria (1966-1987)

Según Hutchins (1998), las herramientas de traducción asistida se dividen en traducción humana asistida por máquina (MAHT, donde se incluirían las memorias de traducción) y traducción de máquina asistida por humanos (HAMT, donde encaja la traducción automática con pre o posedición). El famoso informe ALPAC, que rechazó la viabilidad de la traducción automática, hizo que la financiación y la investigación sobre traducción asistida se volcaran en la MAHT. Por aquella época, la prioridad era el acceso a bases de datos terminológicas, pero ya en 1971 Krollmann mencionó la necesidad de un índice electrónico de traducciones previas, con el que evitar traducir dos veces la misma frase. Sin embargo, la tecnología de la época no estaba a la altura.

Arthern (1979) concibió un primer acercamiento a las memorias de traducción como un sistema que permitiera el almacenamiento de bitextos (texto origen y meta), la recuperación de fragmentos de estos textos y la inserción de estos fragmentos en nuevas traducciones. Así, se compararía el texto nuevo con los textos ya traducidos y se imprimiría la coincidencia más cercana. Sí, se imprimiría. Kay (1980) introdujo importantes innovaciones: un procesador de textos multilingüe con pantalla partida, en el que se buscarían automáticamente los términos en un glosario, se consultarían segmentos similares para mejorar la coherencia y se sugeriría una traducción automática para poseditar o descartar. Resaltó que el sistema estaba para ayudar al traductor, no para remplazarle.

Sin embargo, fue Melby (1981) quien perfiló el concepto de memoria de traducción y la estación de trabajo del traductor. Melby concibió su estación de trabajo del traductor en tres niveles. El primero albergaría un procesador de textos en el que teclear el texto meta directamente y con acceso integrado a una base de datos terminológica, local o remota. El segundo nivel, ya con el texto origen en el ordenador, permitiría buscar las coincidencias de una palabra o frase en un corpus de traducciones previas, así como la sustitución automática de los términos relevantes. Finalmente, el tercer nivel integraría la traducción automática con evaluación de calidad constante, para que el traductor decidiese qué hacer en cada caso. Por aquel entonces, la informática consistía en terminales tontos conectados a grandes servidores, e incluso los procesadores de texto distaban mucho de ser útiles para traducir. Sin embargo, ya en 1982, Melby imaginó un futuro con ordenadores personales conectados en red local para compartir recursos.

Los primeros sistemas comerciales

Melby desarrolló el primer prototipo de estación de trabajo de nivel 1 en 1982, que comenzó a comercializarse en 1987 como LinguaTech Mercury (posteriormente Termex y MTX) para los primeros ordenadores personales de mediados de los ochenta. Este software permitía la creación de glosarios previa o sobre la marcha, así como la consulta durante la escritura y el acceso a bases de datos remotas.

Casi a la vez llegó el ALPS Translation Support System, con un procesador multilingüe que dividía la pantalla en texto origen y texto meta, con una sección con los términos relevantes introducidos previamente, con un archivo de repeticiones con el que evitar traducir la misma frase más de una vez y con traducción automática que podía aceptarse o rechazarse. La estación de trabajo de Melby ya era realidad, pero todavía no era verdaderamente útil, pues no se podía buscar en esa memoria de traducción.

Por una parte, Harris (1988) ideó el concepto de bitexto, es decir, un texto en dos dimensiones (el origen y el destino), dividido en unidades de traducción. Por otra, investigadores de IBM en 1988 propusieron un método de alineación de segmentos y de subsegmentos dentro de una frase, a partir de la investigación previa en traducción automática estadística.

Un par de años después llegaron de forma casi simultánea otras propuestas más maduras. El favorito de la época era Eurolang Optimizer, que partió con una fuerte inversión y que se centró en grandes clientes, como Microsoft. STAR AG Transit, por su parte, estaba más centrada en las agencias de traducción, pero también trataba con los departamentos de traducción de grandes empresas. IBM TM/2, claro está, era la herramienta de trabajo interna de la gran IBM, pero también la licenció a terceros. Trados Translator’s Workbench, que fue el primero en proporcionar la función de memoria de traducción y de alineación, así como en mencionar una memoria de traducción, ganó muchos concursos para equipar a la Unión Europea, además de a grandes compañías como Oracle o Berlitz. Atril Déjà Vu se convirtió en el software favorito de muchos traductores autónomos.

Trados, el odiado conquistador

En 1990 se lanzó Multiterm para DOS, y en 1992 nació Workbench, también para DOS. Ese mismo año, Multiterm se pasó a Windows, y ya en 1994 se lanzó el primer Workbench para Windows. Se trataba de una memoria de traducción (Workbench) conectada a Word, con lo que no era necesario acostumbrarse a un nuevo entorno de trabajo, pero no era un entorno pensado para traducir, sino para escribir y editar texto. Allá por 1998-1999, Trados 2, ya con Multiterm incluido en el mismo paquete, introdujo un entorno propio con un formato bilingüe propietario: TagEditor, pensado para proteger las etiquetas de formatos como HTML. Trados 3 permitía trabajar con archivos PowerPoint a través de T-Window, un intermediario entre el portapapeles, Workbench y PowerPoint.

Figura 1. Workbench 1.0 (no, el programa ya era en color)

Figura 2. Flagman, la mascota de Trados

Con Trados 5/5.5 (2001), aparecía el primer intento de software de gestión de proyectos: WorkSpace, un gran fracaso. Trados 6/6.5 (2003) trajo la compatibilidad con Excel y PowerPoint en TagEditor y se hizo posible el trabajo en equipo mediante la conexión a una MT remota.

En 2005, SDL, una de las mayores empresas de traducción del mundo y desarrolladora de la herramienta competidora SDLx, adquiría Trados y sus productos. En este año, Trados 7 añadió el control de calidad terminológico, en 2006 ya se vendía un único paquete con Trados y SDLx, que repitió fracaso con Synergy, otra herramienta de gestión de proyectos, y añadió el control de calidad de puntuación, números, etcétera. Finalmente, en 2007 apareció la última versión del Trados clásico, con un control de calidad mejorado. La otra mitad del paquete SDL Trados era SDLx, un entorno dedicado en formato tabular (columna izquierda, texto origen, columna derecha, texto meta) que trataba las etiquetas como simple formato de color, una particularidad tan querida como odiada.

El lavado de cara de Trados: Trados Studio

Costó quince años que Trados contara con un entorno dedicado, integrado y tabular, pero al fin llegó con Trados Studio 2009. Incluía la previsualización de documentos, el control de calidad en tiempo real y los filtros de búsqueda. La función AutoSuggest permite extraer los subsegmentos (fragmentos de frases) más repetidos de una gran memoria, lo que aumenta la productividad, al permitir autocompletar la escritura de fragmentos muy repetidos. En 2010 llegaron las miniaplicaciones en la tienda OpenExchange para funciones específicas. En la versión de 2011 se incluyeron varias correcciones muy necesarias, pero Trados y SDLx 2007 dejaron de incluirse en esta versión.

Wordfast, el clon de Trados que se hizo grande

Yves Champollion lanzó en 1999 la alternativa gratuita a Trados: Wordfast, una macro que dependía de Word y que generaba archivos bilingües compatibles con Workbench. Permitía el trabajo con memorias y glosarios, además de la alineación y la extracción terminológica. Tres años después, pasó a ser de pago, pero mucho más barata que Trados. Fue una de las primeras TEnT compatibles con Mac OS, ya que solo dependía de Word.

En 2009, Wordfast se dividió en Wordfast Classic, la macro de Word, y Wordfast Pro, un entorno multiplataforma dedicado e independiente de Word. Poco después llegaría Wordfast Anywhere, un Wordfast Classic en la nube y gratuito, pero con ciertos límites. Así también se consiguió el trabajo en grupo sin complicaciones, sobre la misma memoria y glosario.

Déjà Vu, la niña bonita de los traductores

Emilio Benito, salmantino, publicó esta herramienta en 1993 y en 1997 decidió hacerla independiente de Word con un entorno dedicado, integrado y tabular. Déjà Vu tenía un servicio de asistencia tan completo que se decía que no tenía usuarios, sino fans. Como curiosidad, el programa no tenía botón de guardado, ya que guardaba el trabajo automáticamente y con cada cambio.

Figura 3. Entorno de Déjà Vu X en 2003

Déjà Vu contaba con muchas características revolucionarias y su interfaz creó escuela, como demuestra memoQ. Supuso toda una innovación el ensamblaje, que aprovechaba las coincidencias de la memoria, el glosario general y el Lexicon (glosario del proyecto creado de forma semiautomática con la extracción terminológica) para montar frases automáticamente. Esta tecnología funciona mejor cuanto más simple sea la gramática. Déjà Vu, al igual que STAR Transit y SDLx, contaba con una versión gratuita muy limitada para trabajar con proyectos creados con la versión de pago y permitía exportar la traducción a una tabla de Word, para mayor compatibilidad.

Se podría decir que Déjà Vu murió de éxito. Daban un servicio tan bueno y estuvieron tantos años sin cobrar por las actualizaciones que dejaron de recibir nuevos ingresos, lo que paralizó el desarrollo. En 2011 consiguieron financiación externa y sacaron DVX2, pero demasiado tarde: memoQ había superado al maestro.

Un nuevo contendiente al trono de Trados: memoQ

Kilgray, empresa húngara de traducción, se dividió en dos para desarrollar y comercializar memoQ en 2006: un entorno dedicado e integrado con interfaz tabular, muy similar visualmente y en funcionalidad a la de Déjà Vu. Realiza el control de calidad en tiempo real, permite el ensamblaje de fragmentos y desde el principio incluyó la compatibilidad con los bilingües de Trados. Permite la previsualización de documentos, el filtrado de texto y estados con varias opciones simultáneas.

Figura 4. Entorno de memoQ en 2013

También permite el control de cambios, la extracción terminológica y los filtros en cascada (p. ej., código HTML dentro de Word/Excel) y la exportación a tabla de Word para mayor compatibilidad, además de admitir los formatos de varias TEnT. LiveDocs es una función similar al Lexicon de Déjà Vu, mientras que Muse extrae fraseología de un corpus menor al que exige Trados Studio con su AutoSuggest. Finalmente, mantiene una copia en la nube de Kilgray de los proyectos en curso, para evitar la pérdida de datos.

Herramientas multiplataforma, abiertas y gratuitas

Anaphraseus es un complemento para traducir en LibreOffice/OpenOffice, similar a Wordfast Classic, aunque más limitado. OmegaT es la TEnT gratuita más extendida, tiene una interfaz similar al Trados clásico, cuenta con muchos complementos desarrollados por la comunidad de usuarios que amplían las funciones básicas, pero le falta ergonomía. Virtaal permite trabajar con localización de software y traducción de documentos en una interfaz tabular con varias conexiones a bases de datos remotas y un control de calidad integrado.

Evolución de precios en poco más de una década

Trados S-Tagger para FrameMaker e Interleaf (1999): 1 650 €, Trados WinAlign (1999): 2 970 €, Trados (2001): 995 $, Déjà Vu 2 (2001): 890 €, Transit (2001): 715 €. Tanto S-Tagger como WinAlign se incluyeron junto a Trados unos años después.

Trados (2013): 676 €, Déjà Vu X 2 (2013): 590 €, Transit NXT (2013): 720 € (soporte durante 12 meses), memoQ (2013): 620 €

Vender más no significa ser mejor

Trados sigue siendo la referencia en TEnT. Desde que pasó al entorno dedicado en 2009 ha mejorado mucho… pero son mejoras que, por ejemplo, Déjà Vu ya había implementado, a menudo con más de diez años de ventaja: entorno dedicado e integrado (DV, 1997-Trados, 2009), control de calidad (1999-2005/2006), ensamblaje de subsegmentos/AutoSuggest (1997-1999/2009 y de pago), Lexicon/Multiterm Extract (1997/todavía de pago), External View/revisión en tabla en Word (1999/2011), filtrado de texto y segmentos en el editor (1999-2009/2011), autotexto (1997/2005) y pseudotraducción para detectar fallos (2005/2011). Nótese que el ensamblaje de subsegmentos es mucho más potente que AutoSuggest.

Entonces, ¿cómo es posible que Trados siga siendo el líder del mercado? Entre 1991 y 1997, Trados gana licitaciones de la Comisión Europea y se convierte en el proveedor exclusivo de localización de Microsoft, que a su vez compra el 20 % de la empresa. Ya en el siglo xxi, y especialmente después de que SDL compre Trados en 2005, comienza una cadena de compras relacionadas con la gestión de información empresarial, para responder a todas las necesidades de información de las empresas, grandes y pequeñas, que luego exigen a sus proveedores de traducción trabajar con el software de SDL.

Hasta 2009, Trados parecía sencillo de utilizar porque el entorno de trabajo era Word y Word es universalmente conocido. Sin embargo, esta aparente facilidad ocultaba quebraderos de cabeza constantes, a menudo debidos a la dependencia de Word. Trados también es conocido por no apostar por la interoperabilidad y la compatibilidad: eran los demás desarrolladores los que debían buscar la compatibilidad con los formatos propios de Trados.

División del mercado

Los cambios visuales, ergonómicos y de flujo de trabajo en el paso de Trados/SDLx 2007 a Trados 2009 no fueron del gusto de todos. La TEnT mejoró con la actualización, pero a menudo es difícil cambiar los hábitos ya asentados. Todavía hoy día los archivos propios del Trados clásico siguen siendo el estándar de facto del sector.

Encuestas de uso de TEnT

Elina Lagoudaki, 2006 (total + 100)
(en %)Kevin Lossner, 2010 (en %)Ruth Torres, 2012 (en %)Joanna Gough, 2012 (en %)Wordfast29179,2613,45Trados (incluye Studio desde 2010)515056,7951,26SDLx19123,09 Déjà Vu23198,025,42memoQN/A199,2615,40Transit146<16,16OmegaT763,702,52

Desde 2006, Trados se mantiene con una cuota del 50-55 %, Déjà Vu ha caído en picado desde un 20 % y Transit también ha caído, aunque no tanto, mientras que memoQ cubre el hueco de las dos anteriores. Por otra parte, las cuotas de Wordfast y OmegaT se han reducido a la mitad. En 2006, los competidores de Trados eran Wordfast, Déjà Vu y Transit, mientras que en la actualidad la competencia está entre memoQ y Wordfast. Nótese en el estudio de Torres (2012, p. 11) que una larga cola de herramientas minoritarias suman casi los mismos usuarios que Trados.

Las mochilas

Figura 5. Mochila LPT-1 y USB

Quien tuviera videojuegos en los 80 y los 90 recordará un curioso sistema anticopia: había que teclear la palabra número x de la línea y de la página z del manual del usuario, o quizá una pregunta solo podía responderla quien tuviera acceso a algún regalito de la caja. Pues bien, en el software existían mochilas o dongles; mecanismos físicos de protección anticopia de herramientas como Trados o Déjà Vu. Lo bueno de este tipo de protección era que, en caso de desastre informático, se podía continuar el trabajo conectando la mochila a otro ordenador, siempre que hubiese copias de seguridad de la traducción. Con las licencias actuales, a veces es necesaria la intervención de la asistencia técnica, algo complicado fuera de horas de oficina. La desventaja era que, en caso de perder la mochila, había que esperar a recibir una nueva.

Conclusión

La guerra entre las principales herramientas de principios de los noventa se saldó con la consolidación de Trados sobre sus competidores (Transit, Déjà Vu, IBM TM/2…). Dos décadas después, la contienda sigue más animada que nunca, esta vez con memoQ como uno de los rivales que más contribuyen a que Trados siga avanzando. Por el camino, han llegado muchas innovaciones, como la compatibilidad con cada vez más formatos y otras herramientas de TEnT, la gestión y extracción terminológica, el control de calidad, el ensamblaje, el autocompletado, la integración de traducción automática, el trabajo en equipo, el trabajo en la nube, etcétera.

No es necesario ser gurú para afirmar que (parte del) futuro está en la nube, en una forma u otra. La forma más sencilla y barata de colaboración entre varios traductores es utilizar un servicio como Wordfast Anywhere, por ejemplo. Otras tendencias son los sistemas de crowdsourcing para la colaboración simultánea de cientos de usuarios o la integración en el flujo de trabajo de una TEnT de motores de traducción automática personalizados y entrenados por una gran empresa. A la MAHT todavía le queda mucha vida por delante, igual que a los traductores.

Bibliografía

Hutchins, John. The origins of the translator’s Workstation, 1998.

García, Ignacio (2004). «Long term memories: Trados and TM turn 20». JoSTrans: The Journal of Specialised Translation 4 (2004).

Zetzsche, Jost. What Makes a Translation Environment Tool a Good TEnT?, 2007.

Jordi Balcells
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Es traductor desde 2005 de ingenierías varias. En su tiempo libre se queja de que todavía no haya llegado la singularidad, pues le falta vida para ver tantas series de TV «imprescindibles» y novelas must. Como te despistes, puede estar dándote la chapa sobre cultura cervecera (nivel Legendary en Untappd) durante una hora sin salir a tomar aire. También es aficionado a la ciencia ficción y a la fantasía sucia, a la informática nivel pelea y a describirse a sí mismo en tercera persona.

Jordi Balcells
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Es traductor desde 2005 de ingenierías varias. En su tiempo libre se queja de que todavía no haya llegado la singularidad, pues le falta vida para ver tantas series de TV «imprescindibles» y novelas must. Como te despistes, puede estar dándote la chapa sobre cultura cervecera (nivel Legendary en Untappd) durante una hora sin salir a tomar aire. También es aficionado a la ciencia ficción y a la fantasía sucia, a la informática nivel pelea y a describirse a sí mismo en tercera persona.
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